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LOS "TRES GRANDES MAESTROS" DE LA MASONERÍA

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  Francisco Ariza Los tres Grandes Maestros de la Masonería. En el centro el rey Salomón, a su izquierda el rey Hiram de Tiro, y a su derecha Hiram Abif. Portada principal del Templo Masónico de Detroit, EE. UU. La “idea” que inspiró la construcción del Templo de Jerusalén se debe al rey David, quien a su vez la recibió del Señor, indicándole sin embargo que no sería él quien lo levantaría, sino su hijo, el rey Salomón: “Tu hijo, el que pondré yo en tu lugar sobre tu trono, edificará casa a mi nombre”, 1 Reyes 5:5). El propio Salomón ya lo dejó escrito también:   “ Tú me ordenaste edificar un santuario en tu monte santo y un altar en la ciudad donde habitas, imitación de la Tienda santa que habías preparado desde el principio ” (Sabiduría 9, 8 ). Para esta ingente labor Salomón recibió la ayuda del rey Hiram de Tiro, que le aportó los materiales y los artesanos necesarios, dirigidos por Hiram Abif (el Maestro Hiram) quien pudo llevar a cabo la obra porque conocía y sabía leer en los

Genealogía Bíblica del Maestro Hiram

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Francisco Ariza Hiram representado entre las dos columnas del Templo de Salomón.  Vidriera de la iglesia de Chester, Inglaterra. El nombre de Enoc, o Henoch, aparece en varios lugares de la Biblia. Primeramente en la genealogía de Caín (quien pone el nombre de su primogénito Enoc a la primera ciudad construida), y la segunda en la genealogía de Seth (el tercer hijo de Adán), donde aparece un descendiente suyo llamado Enoc, hijo de Jared, abuelo a su vez de Matusalén. También tenemos un Enoc nieto de Abraham, y ya sabemos el lugar que ocupa el “Padre de las generaciones” en la Masonería en cuanto al papel de "discípulo" que en las leyendas masónicas desempeña con respecto a él Euclides, personificación de la Geometría entre los masones medievales (ver nuestra entrada: Abraham y su vínculo con la Masonería )  Seguramente, lo que se está expresando con la repetición de estos nombres relativos a Enoc es la idea de que, pese a la existencia de dos genealogías bíblicas distintas, e

SIMBOLISMO DE LA PLOMADA

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Texto y Voz: Mª Ángeles Díaz

PALABRA PERDIDA Y NOMBRES SUBSTITUIDOS. René Guénon

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PALABRA PERDIDA Y NOMBRES SUBSTITUIDOS 1 René Guénon E s sabido que en casi todas las tradiciones se hace alusión a una cosa perdida o desaparecida, que, cualesquiera sean las diversas formas en que pueda ser simbolizada, tiene siempre el mismo significado de fondo; podríamos decir los mismos significados, pues, como en todo simbolismo, tiene varios, estando no obstante todos ellos estrechamente ligados entre sí. En cualquier caso, siempre se trata del oscurecimiento espiritual sobrevenido, en virtud de las leyes cíclicas, en el transcurso de la historia de la humanidad; es la pérdida del estado primordial y, como consecuencia directa, de la tradición correspondiente, pues esta tradición es una con el conocimiento mismo que está esencialmente implicado en la posesión de dicho  estado. Ya hemos indicado algunas consideraciones en una de nuestras obras  1 , refiriéndonos especialmente al simbolismo del Grial, en el cual, entre otros, se encuentran muy claramente expresados los dos as

ABRAHAM y su vínculo con la Masonería (Texto y Vídeo-Podcast)

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Francisco Ariza Abraham en la catedral de Santiago de Compostela. El Patriarca de las tres religiones monoteístas o del Libro (Judaísmo, Cris­tia­nismo e Islam) también desempeña un papel impor­tante en la historia sagrada de la Masonería , sobre todo en los Old Charges (los "Antiguos Deberes"), manuscritos que recogen las leyendas del Oficio, siendo por tanto un depósito de la memoria de la "cadena de transmisión iniciática". En efecto, en varios de esos documentos Abra­ham apa­rece forman­do parte de la genealogía masónica, y su nombre está siempre vinculado al del geómetra griego Eu­cli­des, del que se dice fue "su alumno". Uno de esos documentos, el manus­­crito Dowland , que data de 1550, lo refiere del modo si­guiente: "Cuando Abraham y Sarah llegaron a Egipto, Abraham en­seña a los Egipcios las siete ciencias. Entre sus alumnos se encon­traba Euclides, que estaba particularmente dotado". Se deja entrever aquí que la presencia de Abraha