EL SACRIFICIO DE ABRAHAM

El sacrificio de Isaac por Abraham. Jakob Ferdinand Schreiber (1809-1867)


Nota Preliminar. Este es el quinto trabajo que publicamos en EL TALLER de nuestro colaborador Jo Agnós Adelfós, Maestro Masón venezolano. Si las anteriores entregas versaron especialmente sobre el simbolismo y la historia sagrada de Ruth, la moabita (cuya enseñanza es importante dentro del grado de aprendiz masón), en esta ocasión se centra en la figura de Abraham, que juega asimismo un destacado papel dentro de la Masonería, especialmente en la antigua Masonería operativa. El autor se centra en la idea del sacrificio de Isaac por Abraham, que es un rito central en la vida del patriarca por lo que este tiene de “prueba” desde la perspectiva iniciática. Para ello abunda en una serie de interesantes analogías y correspondencias con las 10 sefiroth del Árbol de la Vida cabalístico y el nombre de Elohim, presente en varios de los niveles o planos que, junto a las tres columnas, articulan la estructura del Árbol. Hay también unas sutiles referencias al proceso alquímico que merecen ser tenidas muy en cuenta para comprender la verdadera dimensión de ese sacrificio. 

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 Jo Agnós Adelfós[1]


El Sacrificio[2] de Abraham


וְהָ֣אֱלֹהִ֔ים נִסָּ֖ה אֶת־אַבְרָהָ֑ם

...We’ha’Elohím nis’sah et-Ab’rahám...

“...y tentó Dios a Abraham…”

(Génesis 22:1)


En la versión española de la Biblia, a lo largo de los libros que la componen, se hace referencia a la divinidad con distintos nombres: Dios, Jehová, Señor, Yahveh, Señor de los Ejércitos, Señor Dios, Señor Jehová, etc., etc.

La lectura de los textos bajo la impronta religiosa nos hace tomar por sinónimos todos esos nombres, ya que en las religiones del libro a las que usualmente pertenecemos, la concepción de Dios es monoteísta.

Cierto es el hecho de que el fundamento de la Divinidad es la Unidad, pero no es menos verdad que el uso de estos nombres diversos no obedece a casualidad alguna, a una razón de estilo o simplemente metafórica, sino que se trata de una asociación del texto con el esquema tradicional del ÁRBOL DE LA VIDA.

Ese esquema es como aquel inmenso árbol sagrado y perenne, invertido, cuyas raíces están en la infinitud del cielo, su tronco es el eje vertical que desciende, desde esa inconmensurabilidad, hasta llegar al follaje, la floración y los frutos que son las galaxias, los sistemas estelares y planetarios, la tierra y la vida, tal como la conocemos.

Cada uno de esos nombres tomados por sinónimos, obedecen a atributos de lo Numinoso; como las notas musicales se van sutilizando al subir la escala, así los atributos y nombres, dependiendo de su posición, responden a determinada vibración, que tiene correspondencias simbólicas de suma importancia.

Esas correspondencias son de gran interés pues nos permiten hacer una lectura que conecta con el ser humano y con su vida.

La escala del Árbol de la Vida es también una escalera zigzagueante, donde cada escalón es un bombillo de un color diferente. Esos bombillos conectan entre sí por medio de un cableado, a través de todo ese circuito baja electricidad y energía, dirigida a encender todos los bombillos.

Ahora bien, en este primer versículo, el nombre traducido como Dios, en el texto hebreo corresponde con el nombre Elohim, (el mismo de Gen. 1:1, B’reshit Bará ELOHIM; en el principio Dios creó; el “creador”).

En el esquema del Árbol de la Vida ELOHIM está presente en varios niveles.

Viene a ser algo así como aquellos cables que tienen las lucecitas navideñas empleadas en diciembre para decorar. Una serie de luces que varían de una a otra en sus colores pero que luego de agotar la serie de bombillos, da comienzo nuevamente al color del primer bombillo, para iniciar nuevamente la serie, una y otra vez: blanco, verde, azul, rojo, amarillo, morado, naranja…blanco, verde, azul… etc., etc.

En el Árbol de la Vida, ELOHIM es un bombillo de color, que se presenta en distintas escalas, repitiéndose un total de 4 veces en ese inmenso cable de alumbrado que es el Árbol sephirótico.[3]

Empleando el símbolo del “Árbol de Navidad”, en los albores del “solsticio de invierno”, nos representamos un árbol que contiene 10 esferas luminosas, que son a su vez bombillos de distintos colores, tal como se ha referido. Cada una de estas esferas está interconectada como ya se dijo por el circuito que energiza al conjunto y que suministra la luz interior. Dichas esferas están ubicadas en tres tríadas (3x3=9) y una última (1, total: 10) que depende de todo el conjunto. Dicho conjunto se encuentra conformado por 4 niveles, las tres tríadas de esferas y la esfera solitaria que se encuentra ubicada con posterioridad a la última tríada.

Cada tríada se conforma por dos esferas que se oponen, y una que las equilibra. Ahora bien, la totalidad del árbol está conformado por tres triángulos equiláteros, de los cuales, solo el primero superior, se encuentra con el vértice (la esfera equilibradora) hacia arriba. Los otros dos triángulos equiláteros, que están sucesivamente por debajo del primero, se encuentran con el vértice (la esfera equilibradora) hacia abajo.

De lo anterior se comprende que la “Tetraktys Pitagórica” consista en la figura de un gran triángulo equilátero con el vértice hacia arriba, constituido por 10 puntos ubicados en sentido descendente, pues en la tríada superior está la simiente de todo el conjunto.

Cada una de dichas esferas y/o puntos (en el caso de la Tetraktys) es denominado Sephirah[4] en su versión singular y Sephiroth en su versión plural.

Así pues, según la tradición cabalística del Sefer Yetzirah[5]el nombre ELOHIM se presenta, por un lado, en las Sephiroth de: Binah (Entendimiento, Inteligencia, que no es la razón), Geburah o Din (Rigor, Juicio), y Hod (Majestad, Esplendor, razón ordinaria, matriz de pensamientos). Estas son las tres Sephiroth que conforman la columna de la Fuerza o del Rigor, que se corresponde con la parte derecha del tronco del Árbolrepresentado a veces con la figura del Adam Kadmon u "Hombre Universal" (fig. 1), pero que es la parte izquierda del mismo si somos nosotros quienes miramos el Árbol (fig. 2).

Por otro lado, ELOHIM se presenta finalmente en Netzah (Victoria, matriz de emociones). Esta es la Sephirah base de la columna de la Misericordia, conformada por Hokhmah (Sabiduría), Hesed (Clemencia) y Netzah, que se corresponden en este caso con la parte izquierda del tronco del Árbol, o bien con la parte derecha si, como decimos, somos nosotros quienes lo contemplamos.

Las primeras tres se corresponden, en sentido cosmológico, a los planetas: Saturno, Marte y Mercurio, en su orden. Mientras tanto, la última corresponde a Venus.

Fig. 1. El Adam Kadmon u "Hombre Universal".


Fig. 2

Por otro lado, ELOHIM se presenta finalmente en Netzah (Victoria, matriz de emociones). Esta es la Sephirah base de la columna de la Misericordia, la parte derecha del tronco del Árbol.

Las primeras tres sephiroth (Binah, Geburah y Hod) se corresponden, en sentido cosmológico, con los planetas Saturno, Marte y Mercurio, en su orden. Mientras tanto, Netzah corresponde a Venus y a la columna de la izquierda, siempre que consideremos al Árbol representado por la figura del "Hombre Universal".

Todos los nombres se distribuyen en aquellos cuatro niveles mencionados con anterioridad, que calificamos como cuatro escalas, y que, en sentido descendente, de lo superior a lo inferior serían denominadas así:

1) Escala del Rey (Mundo de la Emanación), Mundo del fuego, Mundo de Bastos: NOMBRES DIVINOS.

2) Escala de la Reina (Mundo de la Creación), Mundo del aire, mundo de espadas: NOMBRES ARCANGÉLICOS.

3) Escala del Príncipe (Mundo de la Formación), mundo del agua, mundo de copas: NOMBRES ANGÉLICOS.

4) Escala de la Princesa (Mundo de la Acción), mundo de la tierra, mundo de Oros: NOMBRES COSMOLÓGICOS.

Los nombres ELOHIM, asociados a las tres primeras Sephiroth (Kether, Hokmah y Binah), son “Nombres Divinos”, es decir, de la escala del Rey (Fuego). Mientras que el nombre ELOHIM asociado a la séptima Sephirah (Netzah), es un “Nombre Angélico”, es decir, de la escala del Príncipe (Agua).

El fuego es la voluntad. El agua son las emociones. El fuego es el Rey-Padre / el agua es el Príncipe-Hijo. De allí que la señal de la cruz tenga por centro al “Cristo Redentor”, que por cierto se ubica en el pecho, lugar de la fisiología que está asociada con el corazón y el centro emocional (fig. 3).

Fig. 3

La voluntad es probada en el rigor de Mercurio (la mentira, ilusión, la razón, la lógica, el encasillamiento en juicios y esquemas mentales, prejuicios, etc.), de Marte (la cólera, la ira, el impulso desenfrenado) y de Saturno (avaricia, la inercia, la rigidez, la indiferencia, la frialdad, la crueldad).

Las emociones son probadas en la belleza pandémica de Venus (la lujuria, el placer sin límite, la vida mullida, frivolidad, vanidad, etc…).

El fuego y el agua, los dos triángulos que componen la ESTRELLA DE DAVID. El Padre-Rey, el Hijo-Príncipe. El Agua y el Fuego.

El verbo hebreo “TENTAR”[6] tiene el sentido de PROBAR, más concretamente, SOMETER AQUELLO QUE HA DE SER PROBADO A DETERMINADA EXPERIENCIA O VIVENCIA.

En base a lo anterior, ELOHIM, Creador, “Demiurgos", pasó a Abraham por el crisol del Agua y el Fuego, manifestado en los planetas y vicios señalados, desequilibrios de la fuerza (virtud no consumada, vicio).

Abraham, una vez que ha llegado al lugar del sacrificio, lleva en su mano el fuego y el cuchillo, su hijo Isaac (simiente-agua) lleva en sus hombros la madera (bastos-fuego) para el holocausto.

Estar resuelto a sacrificar al “hijo, simiente, agua” es tener la fuerza para sublimar la pasión, elevándola sobre el Altar (ARA) erigido en el monte Moriah[7] (instrucción, doctrina, sabiduría, Torah) bajo el poder del Fuego.

El fuego del día sublima y evapora las aguas, las que ascienden a las alturas, para nutrirse de los mundos elevados durante la noche, y luego descender en la madrugada como el rocío, en la construcción de aquel “CENTRO EMOCIONAL SUPERIOR” representado en el “Cristo Redentor”.

Jo Agnós Adelfós



[1] Esta expresión, Jo Agnós Adelfós, es la transliteración de una expresión griega que se traduce como “El Hermano Desconocido”. Quien escribe esta plancha fue bautizado muy apropiadamente con este nombre por pequeños sobrinos. Tiene gran significación, pues su búsqueda espiritual y objetivo es la de conocerse a “sí mismo”. Su estado es precisamente el de “des-conocido”; la legión, referida en el Evangelio, sabe de él tanto como él mismo: nada. En medio del fragor de la batalla todo es confusión. Solo Moisés, Aarón y Hur distinguen bien entre Israel y Amalec, desde la cumbre del collado.

[2] Del latín sacrum facere, “hacer sagrado”.

[3] Se trata de una misma luz que irradia en distintos colores, dependiendo del bombillo y de su posición en el circuito.

[4] De la raíz hebrea “Sphr” que significa “recontar, numerar, contar”.

[5] “Libro de la Formación”, texto sagrado de la tradición cabalística.

[6] Nis’sah.

[7] Moriah, cuya raíz hebrea “Yrh” significa “Instrucción, enseñanza, doctrina, sabiduría”, siendo igualmente la raíz de Torah.

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