Orientación de la Logia
Mvet
La orientación es lo que marca la idea de
viaje, está en el inicio, en el medio y en el fin del mismo; sin un Norte (o un
Oriente) al que dirigirse la idea de viaje no tiene sentido. Tanto en la
orientación solar (vinculada al eje equinoccial) como en la polar (vinculada al
eje solsticial), hay una idea de centro, un punto al que encaminan los pasos y
la mirada aquellos que quieren abandonar la periferia en la que se encuentran y
marchar hacia su verdadero Destino, que no es otro que su Origen; lo que tiene
que ver con el paso de lo individual a lo Cósmico. Y así como nuestro trabajo
es interno, también lo es la brújula que nos guía.
En la instrucción de Primer grado,
respecto a este tema, leemos:
P.— ¿Por qué está situada vuestra Logia de Oriente a Occidente?
R.— Está orientada, de forma que recuerde que la Masonería indica la
dirección de la Luz. Debe situarse en la vía trazada así, para ir por sí misma
a la búsqueda de la Verdad.
Así, nuestros pasos se orientan en busca
de la Verdad, de la Luz, que es lo que pide todo iniciado cuando entra por
primera vez en el Templo.
Está presente pues en nuestras logias la
orientación solar, hacia el Oriente se dirigen las miradas, donde presidiendo
se encuentra el Delta luminoso, símbolo del G.·. A.·. D.·. U.·., también el Venerable Maestro que desde ese lugar dirige los
trabajos y en el rito de apertura pregunta al Primer Vigilante:
P.— ¿Dónde está colocado el Venerable Maestro en Logia?
R.— En el Oriente, Venerable
Maestro.
P.— ¿Por qué está colocado así?
R.— Así como el sol se levanta por
el Oriente para abrir la carrera del día, así el Venerable Maestro está en el
Oriente para abrir la Logia y dirigir los trabajos.
En el Árbol de la Vida cabalístico la
orientación solar corresponde al viaje hasta Tifereth, el Sol, para desde allí ascender en vertical a la Polar o
sea a Kether. En principio la
orientación es solar, y su culminación es la realización del Hombre verdadero; la orientación polar está relacionada con
el Hombre trascendente. Ambas orientaciones no se excluyen sino que se
complementan y la polar incluye a la solar.
“En la época primordial, el hombre
estaba, en sí mismo, perfectamente equilibrado en cuanto al complementarismo
del yin y del yang; por otra
parte, él era yin o pasivo sólo en
relación al Principio, y yang o
activo en relación al Cosmos o al conjunto de las cosas manifestadas; por
consiguiente, se volvía naturalmente hacia el Norte, que es yin, como hacia su propio
complementario. Al contrario, el hombre de las épocas ulteriores, a
consecuencia de la degeneración espiritual que corresponde a la marcha
descendente del ciclo, ha devenido yin
en relación al Cosmos; así pues, debe volverse hacia el Sur, que es yang, para recibir de él las influencias
del principio complementario del que ha devenido predominante en él, y para
restablecer, en la medida de lo posible, el equilibrio entre el yin y el yang. La primera de estas dos orientaciones puede llamarse “polar”,
mientras que la segunda es propiamente “solar”.[1]
También está presente en nuestra logia la
orientación polar, marcada por la plomada que, cual eje axial, pende del
G.·.A.·.D.·.U.·., desde la estrella Polar, residencia espiritual del Rey del
Mundo, señalando el centro, justo allí donde se encuentran las "Tres Grandes Luces": El Compás, La Escuadra y el Libro de la Ley sagrada, concretamente sobre
el espacio que delimitan el Compás y la Escuadra entrelazados. También allí
circundando el Altar de los Juramentos se hallan las "Tres Pequeñas Luces", los tres
pilares que simbolizan nada menos que: La Sabiduría, La Fuerza y La Belleza. Y
en torno a ese centro se realizan todos los movimientos rituales. Se dice que
el maestro masón se encuentra en el centro del círculo, centro que en nuestra
logia queda señalado por la plomada, verdadero eje axial por el que el maestro, haciendo efectiva su maestría, ascenderá hasta culminar, Dios lo quiera, su
salida de la caverna cósmica atravesando Kether.
Aquí, queremos detenernos para dejar
constancia de la labor extraordinaria del H.·. Phoenix en nuestra Orden, que
vemos concretada en la presencia de la orientación polar en nuestras logias. Y
eso tanto por la incorporación de ese eje axial en la decoración de nuestro
templo como por sus planchas grabadas (y su obra en general), una de las cuales
ha inspirado esta que acabamos de leer. Nos referimos a Eblis-Caín-Hermes-Hiram.[2]
Para finalizar, queridos hermanos,
podemos relacionar la orientación solar con el personaje de Abel y a la polar
con el de Caín, o a la solar con Juan Bautista -del que el mismo Maestro Jesús dice que
entre los hombres no ha habido otro como él-, y a la polar con el mismo Jesús.
Así, actualizar la herencia cainita requiere del maestro masón la renuncia a la
–en cierto modo cómoda– caverna cósmica, y dejando atrás la luz y el calor del
sol, abandonarse en el abismo, en el silencio, en el Misterio.
Todas las entradas de EL TALLER. Revista de Estudios Masónicos
[1]
René Guénon, Arte Real: Misterios de la Masonería. Pág. 324. Ed. Sanz y
Torres, 2008.
[2]
Siete Maestros Masones, La Logia Viva.
“Eblis-Caín-Hermes-Hiram”.
Ed. Obelisco. Barcelona 2006.
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