EL LIBRO DE RUTH. INTRODUCCIÓN, HERMENÉUTICA Y CONSIDERACIONES GENERALES


Noemí invita a Ruth y Orpa a volver a tierra moabita. William Blake, 1795.

Nota preliminar.- Jo Agnós Adelfós, Maestro Masón venezolano, continúa con su interesante estudio sobre el primer grado simbólico, centrándose en esta y en las próximas entregas en el Libro de Ruth, un texto fundamental dentro de la didáctica del grado de Aprendiz. Ruth fue la esposa de Boaz (o Booz), el cual da nombre a la columna donde los aprendices reciben su “salario”, es decir el fruto de su trabajo en la Logia. En esta entrega, además, su autor vierte interesantes consideraciones sobre el tiempo de los Jueces hebreos, que precedieron al periodo de los Reyes, uno de los cuales, David, nace precisamente del linaje de Boaz y Ruth. Alude así a una historia sagrada tejida muchas veces con el lenguaje mítico, reivindicado en este trabajo. Destaca asimismo el papel iniciador de Hermes, el hermeneuta divino, pues es el dios que conduce "hacia nosotros la palabra sagrada" y el que transmite al neófito el “arte de interpretar” los símbolos y los textos sagrados de la tradición, en este caso la masónica. En efecto, la Masonería ha sido bendecida también con el “espíritu” de Hermes, en cuyo nombre encontramos la misma raíz del Maestro Hiram, HRM.

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El Libro de Ruth. Introducción, Hermenéutica y Consideraciones Generales

  Jo Agnós Adelfós*


φημὶ ἐγώ, Σὺ γὰρ τίς εἶ;  

– Ἐγὼ μέν, φησίν, εἰμὶ ὁ Ποιμάνδρης, ὁ τῆς αὐθεντίας νοῦς· οἶδα ὃ βούλει, καὶ σύνειμί σοι πανταχοῦ.

– φημὶ ἐγώ, Μαθεῖν θέλω τὰ ὄντα καὶ νοῆσαι τὴν τούτων φύσιν καὶ γνῶναι τὸν θεόν· πῶς, ἔφην, ἀκοῦσαι βούλομαι.  

 φησὶν ἐμοὶ πάλιν, Ἔχε νῷ σῷ ὅσα θέλεις μαθεῖν, κἀγώ σε διδάξω.

ἙΡΜΟΥ ΤΡΙΣΜΕΓΙΣΤΟΥ ΠΟΙΜΑΝΔΡΗΣ  (β’-γ’).

Phêmí egô, ¿sý gár tís éi?

Egô mén, phêsín, eimí ho Poimándrês, ho tês authentías nûs. Óida hó búlei, kái sýneimí soi pantakhû.

phêmí egô, Mathéin thélô, tá ónta kái noêsai tên tú tôn phýsin kái gnônai tón theón. Pôs, éphên, akûsai búlomai.

phêsín emói pálin, ékhe nô sô hósa théleis mathéin, kagô se didáksô.

HERMU TRISMEGISTU POIMANDRES (b’-g’).

-Y le pregunto: ¿Quién eres “TU”?

-“YO” –dice– soy el Poimándres, el Intelecto de la total soberanía; conozco lo que quieres, y estoy unido a ti en todas partes.

-“YO” –digo- deseo comprender a los seres, a su naturaleza y conocer a Dios. ¡Cómo quiero escuchar!

-Me dice nuevamente, retén en tu intelecto cuantas cosas deseas aprender y “YO” te las enseñaré.

POIMANDRES DE HERMES TRISMEGISTOS (2-3).

 

 

INTRODUCCIÓN

Antes de introducir al libro propuesto para ser estudiado a lo largo de estas entregas, se harán algunas consideraciones sobre la ubicación del libro en el templo, así como la hermenéutica[1] propia para la obtención de algunos de sus frutos.

Cuando se declara la apertura de los trabajos, en medio de las distintas acciones que tienen lugar, se abre el libro de RUTH, luego se disponen diversos elementos simbólicos en un orden que puede variar en algunos casos, y de los cuales, la espada marca una separación entre la ley convencional (disposiciones reglamentarias de algunos Grandes Orientes y la Ley Sagrada contenida en los mitos). Dicha separación alude directamente al Querubín armado en las puertas del Paraíso y al Q:. H:. Experto, ubicado entre columnas al momento del reteje. En el 1er Grado Simbólico, dicha separación ocurre sobre el libro de Ruth.

Sobre la Hermenéutica Tekhne

A lo largo de estas especulaciones haremos uso de la hermenéutica, en el sentido propio de lo que su etimología nos señala, con la intención de aproximarnos a la “Hermenéutica Tekhne”, que era el “arte de la interpretación”. Iremos de la mano de Hermes, señor y regente de estos caminos; entidad que nos condujo en todo momento luego de llamar a las puertas del templo, que nos acompaña para cualquier desplazamiento en torno al Ara, quien dirige nuestro acceso a los trabajos, conduciendo hacia nosotros la palabra sagrada, que se da por soplos de unidad, de boca a oído y recibiéndola de vuelta, para que no la desechemos en lo profano; pues la palabra sagrada a diferencia de la profana, siempre ha de migrar hacia ignotas latitudes. 

En ese contexto, el arte de la interpretación sería entonces una “Hermenéutica Iniciática”, que según la tradición, existe a lo largo de cuatro niveles: el primero que es el sentido literal, luego el alegórico, después el simbólico y finalmente el inefable. El primero se desprende de la simple lectura. El segundo y el tercero será el que intentaremos abordar en estas disertaciones. En lo que respecta al último (el secreto o inefable), el mismo se escapa totalmente al lenguaje, pues el mito en sí mismo es un velo que lo envuelve. No obedece al ámbito discursivo, debe ser “en-carnado” tal como encarnamos el mito con la ejecución reiterada del Rito en cada tenida.[2]

Así pues, la hermenéutica se despliega en 4 niveles de interpretación que van desde lo más denso hasta lo más sutil, como Hermes se mueve libremente entre la caverna del cuarto de reflexiones hasta el trono del Venerable Maestro, análogo igualmente al tránsito de la iniciación donde es precisamente HERMES quien conduce al Recipiendario, desde el elemento más denso hasta el más sutil. En el mismo sentido, es HERMES quien lleva en todo momento a los presentes dentro del templo y solo él tiene la libertad de moverse a lo largo de toda la arquitectura.

Consideraciones generales sobre el libro de Ruth.

El libro de Ruth como todo mito[3] y poema[4], es un producto especial, un milagro[5]. 

El libro de Ruth está conformado por 4 capítulos. El tránsito iniciático que pasa por los 4 elementos es análogo al viaje de Ruth en esos 4 capítulos, desde las tierras de Moab hasta el momento en que engendra el linaje Real de David.

Como consideraciones generales del libro de Ruth hemos de atender a tres aspectos: el momento en que dicho libro es leído en el seno de la tradición que lo consagró; el contexto en el que da inicio la historia relatada y el linaje previamente bifurcado que se “re-úne” en el mito de Ruth.

En lo que respecta al primer aspecto, el mito se lee en la celebración del שבועות (shavuot)[6] . Dicha fiesta es la denominada “fiesta de las semanas”. Es la segunda de las 3 fiestas denominadas en la tradición judía como: שלשת הרגלים(Seloshet Haregalim)[7].

En esta celebración se conmemora la  recepción de las "tablas de la ley" de parte de Moisés e igualmente tiene lugar la celebración de los primeros frutos de la tierra, por lo que también se le califica como "fiesta de las primicias".

La vinculación de esas primicias o primeros brotes con el "neófito" es evidente.

En el mismo orden, es patente la "doble influencia", que en conjunto marcan el sendero y la "vía del medio" de todo camino iniciático, es decir, "lo que baja del cielo" y se posa en las tablas de la Ley por un lado; "lo que sube de la tierra"  o brota en la superficie de la misma, para disponer la nutrición; he allí la escuadra y el compás; el cielo y la tierra; el ying y el yang; que determinan respectivamente a la letra G, al horizonte y al Tao.

El libro de Ruth es un punto de transición. Comienza diciendo que todo lo que allí ocurre tiene lugar en el tiempo en el que JUZGABAN LOS JUECES. Es una transición entre el período de los jueces y lo que va a dar lugar al primer rey del pueblo de Israel, pues Ruth es bisabuela de David. Del vientre de Ruth, a través del linaje de BOOZ nace el primer rey de Israel. El ingreso de Ruth a los campos del patriarca tiene lugar en un período donde los jueces juzgaban.

Sin ánimos de salir del Primer Grado Simbólico, es necesario hacer algunos comentarios sobre el tiempo de los jueces para poder poner en contexto al libro de Ruth, pues allí da comienzo.

El período de los jueces es un ámbito de caos. El pueblo de Israel estaba expuesto a multiplicidad de ataques por parte de otros pueblos que los asediaban constantemente. A su vez, el pueblo de Israel incurría en idolatrías hacia otros dioses, yendo de uno a otro según las circunstancias y conforme hacían contacto con otros pueblos, perdían las batallas, tenían conflictos internos, he allí el caos.

En el medio de esos periodos, se presentaban los JUECES, agentes que ponían un ORDEN TEMPORAL, juzgaban sobre los eventos públicos y privados del pueblo. Sin embargo, luego de un tiempo el JUEZ incurría en los mismos errores del pueblo, eran arrastrados por la multiplicidad que se imponía sobre su potestad aparente.

Los jueces eran caudillos temporales, “inmutabilidades aparentes”.

Así ocurre en nuestra interioridad, cada vez que hacemos una promesa de hacer algo, por ejemplo: dejar algún vicio que nos abruma, hacer ejercicio, ejercer un control sobre determinado grupo alimenticio, someternos a alguna disciplina, emprender el estudio serio de algo etc., se erige un Juez, durante un tiempo, luego de lo cual el mismo es derrocado en más o menos tiempo por esa multiplicidad idólatra, que lo arrastra nuevamente hacia la adoración de esos dioses que se intentó abandonar.


David ungido por Samuel, profeta y último juez de Israel. Grabado de Rafael.


En medio de ese caos en el que vivimos, sentimos la nostalgia de algo más, el anhelo de un Rey, inmutable, agente aglutinante de lo múltiple. Eso fue lo que, en el fondo, nos llevó a llamar a las puertas del templo. Es por ello, que la búsqueda del Rey es precisamente el libro de Ruth, que va desde el tiempo de los jueces hasta el período de los Reyes.

El que se inicia va en búsqueda de parir al Rey, a David.

Un Rey es un agente diferente al Juez, ya no es un agente de la multiplicidad sino de la unidad, un agente que va a darle unidad y poder a Israel.

La naturaleza central del libro de Ruth es patente entonces, no en vano es el libro fundamental del primer grado simbólico. Se constituye en la bisagra que conecta los tiempos primigenios que finalizaron con la muerte de Josué (amanuense de Moisés), y en medio del caos de los jueces poder conectar entonces con el comienzo del tiempo de los Reyes. Es todo.


Notas

* Esta expresión es la transliteración de una expresión Griega que se traduce como “El Hermano Des-conocido”. Quien escribe esta plancha fue bautizado muy apropiadamente con este nombre por pequeños sobrinos. Tiene gran significación, pues su búsqueda espiritual y objetivo es la de conocerse a “sí mismo”. Su estado es precisamente el de “des-conocido”; la legión, arriba referida, sabe de él tanto como él mismo: nada. En medio del fragor de la batalla todo es confusión. Solo Moisés, Aarón y Hur distinguen bien entre Israel y Amalec, desde la cumbre del collado.  

[1] Con ocasión de la hermenéutica se hizo la cita del “Poimandres”. La traducción es propia y se resaltan los siguientes puntos en la misma: a) Los pronombres personales “YO” (egô) y “TU” () se encuentran colocados y resaltados, más no sobreentendidos como suele verse en muchas traducciones, en virtud de que su presencia en el texto griego, a nuestro parecer, indica el realce que los traductores griegos quisieron darle a dichos elementos lingüísticos, los cuales debieron tener una importancia notable en el texto copto original, como aspectos que dan cuenta de un nivel de interlocución que va más allá de la dimensión ordinaria; b) El término “intelecto (nûs)” empleado en la traducción en ningún momento alude a lo que actualmente es considerado como tal en el sentido de “erudición” o “gran refinamiento de la razón discursiva”.

[2] Esos 4 niveles de la interpretación han sido considerados por las distintas tradiciones como soporte de comprensión de los textos sagrados para realizaciones ulteriores. En la tradición judía se ven representados en el término hebreo que se translitera como “PARDES”, cuyas consonantes constituyentes (P.R.D.S.) obedecen en su orden a las escalas hermenéuticas señaladas.

[3] “Mythos” es una expresión del Griego Antiguo que significa “historia, mensaje, relato” pero que a su vez lleva en la raíz de la primera sílaba, la misma raíz del verbo “Myoo” que significa “cerrar y, también, hacer cesar el desorden y el caos, sentido en tanto y en cuanto estamos inmersos en la condición humana, como el dolor y la pena”. Para otras consideraciones al Mito, ver el trabajo sobre La Palabra Sagrada del Primer Grado Simbólico, aparecido en EL TALLER el 24 de Junio de este mismo año.

[4] “Poema” como puente de conexión con “lo sagrado”, conforme al sentido expresado en el trabajo sobre "La Palabra Sagrada del Primer Grado Simbólico".

[5] La poesía y el mito, productos andróginos, forman parte de las ideas expulsadas a través del lenguaje, pero a su vez están emparentadas con sus hermanas -las ideas migrantes hacia el “imperio de la reflexión”-, las que fueron más allá, hacia las ignotas “regiones” desde donde interviene lúcida y conscientemente el “habitante o piloto”. Así pues, la poesía y el mito son vínculos vivientes y vibrantes, que conectan con un orden superior a la palabra, la cual es, paradójicamente, el vehículo a través del cual se expresan. Las alusiones al “imperio de la reflexión” y a la figura del “habitante o piloto” son tomadas de la obra Doulos Oukoon del Maestro Masón venezolano José Manuel Briceño Guerrero, Ilustre y Poderoso Hermano que ha pasado al Oriente Eterno, y cuya obra está plena de reflexiones que nos aproximan al simbolismo hermético. Vale decir igualmente, que el título de la obra antes señalada (Doulos Oukoon) es una expresión griega que literalmente se traduce como “no siendo esclavo”.

[6] Shavuot es una expresión hebrea que significa semanas.

[7] Expresión Hebrea que se traduce como: LOS TRES PEREGRINAJES. Y es el nombre con el cual se califica a 3 festividades judías (pésaj, shavuot y sucot). En las mismas el pueblo judío acostumbraba a peregrinar al Templo de Jerusalén y hacer ofrendas. La primera es la “Pascua” (pésaj - salto). La segunda es “Semanas” y la tercera “Cabañas o Tabernáculo” (sucot).


Comentarios

  1. Excelente trabajo. Los jueces podrían simbolizar en un sentido al conocimiento racional o discursivo mientras que el Rey es el conocimiento directo de la Unidad que por sí mismo acalla los vicios. Por otra parte, el primer rey de Israel fue Saúl.

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    1. Gracias por su opinión, la cual comparto. En efecto, es un excelente trabajo de este Maestro masón, el cual seguirá aportando su conocimiento en sucesivas entregas. Estoy también de acuerdo en lo que dice con respecto a los jueces y al rey David. Ambos ejercieron funciones diferentes, y David, como rey, encarnó la Unidad por su íntima relación con la Divinidad. Y si, el primer rey de Israel fue Saúl, y creo que no se dice lo contrario en el artículo.

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