José Antonio Quintero Ortiz Introducción Además del cumplimiento del requisito esencial para la continuidad del camino Masónico, el objetivo del presente trabajo está dirigido a vislumbrar las concepciones de orden iniciáticas que se encuentran expresadas en la Leyenda del Grado 8vo del REAA:., denominado INTENDENTE DE LOS EDIFICIOS o MAESTRO DE ISRAEL, tomando en consideración detalles esenciales del mismo en conjunción con los grados anteriores hasta el último gado principal adquirido. En tal sentido, se procura expresar el asombro producido por el hecho de que este grado sea el último de los intermedios que están comprendidos entre el último grado principal adquirido (grado 5° DE MAESTRO PERFECTO) y el grado 9° que también es calificado de principal. Así pues, el grado 8° viene a ser el eslabón que pone fin a un primer ciclo de los grados denominados GRADOS DE PERFECCIÓN. Intentamos en el presente trabajo dar cumplimiento al artículo 13 del Reglamento para la
Francisco Ariza El llamado “signo de socorro” del maestro masón no está separado del “signo del horror”, y tampoco del “signo de reconocimiento”. En realidad estos tres signos conforman un conjunto simbólico que constituye una de las claves de la enseñanza de este grado, en el que “culmina” la iniciación masónica vinculada con los misterios de la Cosmogonía, su conocimiento y encarnación. Estos tres signos describen (como ocurre con los signos del aprendiz y del compañero) una arquitectura sutil impresa en las proporciones y partes constitutivas del cuerpo humano, un templo vivo hecho a imagen del cosmos. En el grado de maestro el “signo de reconocimiento” pasa por la parte umbilical del cuerpo trazando una escuadra. Esa parte umbilical es el “centro geométrico” del propio cuerpo, y por donde este se pliega, o se dobla, en dos partes conformando también una escuadra. Se indica así, ritual y simbólicamente, que en el desarrollo de su proceso de Conocimiento, o de “reconocimiento”
Iacobus Eleazar Introducción Hoy nos toca hablar del signo de socorro, signo que se le entrega al maestro masón el día de su exaltación, y del que no se ha escrito mucho en las fuentes bibliográficas tradicionales a las que usualmente solemos recurrir. Nuestro ritual de exaltación tampoco se explaya demasiado al respecto, y solo nos dice que: “Consiste en levantar las dos manos, con los dedos entrelazados, las palmas al revés por encima de la cabeza (formando un triángulo cuya base está formada por los hombros) exclamando, en caso que sea de noche, ¡A mí los hijos de la Viuda!” Por otra parte, encontramos algo más de información en el catecismo del grado, el cual nos aporta con la siguiente pregunta: - “P: ¿Qué harías si, estando en gran peligro, reclamáis la ayuda de vuestros Hermanos? - R: Se ejecuta el “Signo de Socorro” exclamando: A:.M:.H:.D:.L:.V:. El Muy Respetable Maestro y vuestros Hermanos, no dejarán jamás de responder a vuestra llamada” En es
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