Genealogía Bíblica del Maestro Hiram
Francisco Ariza
El nombre de Enoc, o Henoch, aparece en varios lugares de la Biblia. Primeramente en la genealogía de Caín (quien pone el nombre de su primogénito Enoc a la primera ciudad construida), y la segunda en la genealogía de Seth (el tercer hijo de Adán), donde aparece un descendiente suyo llamado Enoc, hijo de Jared, abuelo a su vez de Matusalén. También tenemos un Enoc nieto de Abraham, y ya sabemos el lugar que ocupa el “Padre de las generaciones” en la Masonería en cuanto al papel de "discípulo" que en las leyendas masónicas desempeña con respecto a él Euclides, personificación de la Geometría entre los masones medievales (ver nuestra entrada: Abraham y su vínculo con la Masonería)
Seguramente, lo que se está expresando con la
repetición de estos nombres relativos a Enoc es la idea de que, pese a la
existencia de dos genealogías bíblicas distintas, existen entre ellas
personajes que, en el caso de Seth y de los varios Enoc y otros profetas y
patriarcas, evidencian una continuidad tradicional en lo que respecta sobre
todo a las ciencias y artes de la Cosmogonía, ya que en dichos personajes está
el origen de las mismas, pues todos ellos (excepto el nieto de Abraham) son
antediluvianos, o sea que se remontan más allá de cualquier época
computable históricamente.
Y lo que es notorio destacar es que en ambas
genealogías aparecen antepasados del Maestro Hiram. Por ejemplo Lamec, que
en la genealogía de Caín es el padre de Tubalcaín (el primer herrero
y forjador de metales), nombre que es fundamental en la leyenda de Hiram dentro
del grado de Maestro masón. Lamec también es el padre de Jabal, Jubal y Noema,
los cuales junto a Tubalcaín son considerados los creadores de las diferentes
artes y oficios que crearon la cultura humana.
Precisamente, en la genealogía de Seth hay otro Lamec,
padre de Noé, del que deriva el nombre de Noaquita (que quiere decir
“descendiente de Noé”), grado 21º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
Dentro de esta misma genealogía destaca asimismo un nieto de Seth, llamado Cainan, nombre prácticamente idéntico a Caín y Tubalcaín, y que al igual
que este también fue un “trabajador de metales”, que es precisamente
lo que significa el nombre de Cainan. Además, se dice de él que fue el “inventor”
de la astronomía-astrología, ciencias que están emparentadas con la metalurgia,
de tal manera que el término “sidéreo” se relaciona tanto con el cielo como con
los metales, que se encuentran en el interior de la tierra.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que en la
tradición árabe Enoc es idéntico al profeta Idris, que no es otro que el dios
Hermes, nombre que tiene la misma raíz de Hiram (HRM), lo que nos habla del
estrecho vínculo entre ambos.[1] Es importante recordar a este respecto que Hiram
(o Hiram Abif) pertenecía a una de las doce tribus de Israel, la de Neftalí,
quien era hijo de Jacob y su tercera esposa, Bilha. Pues bien estas tribus y el
patriarca Jacob, se establecieron por un tiempo en Egipto, y este dato no debe
pasarnos desapercibido, pues en él debemos ver una de las conexiones entre la
tradición hebrea y la egipcia, conexión que ya tuvo su antecedente en
Abraham.
Como decimos, todos esos personajes bíblicos son
antediluvianos y se remontan a las edades anteriores a la Edad de Hierro, o
“Edad Oscura” (el Kali-yuga hindú), e incluso a la Edad de
Bronce (Dwapara-yuga), en todo caso a la humanidad anterior que existió
antes de la mitad de dicha Edad, momento en que tuvo lugar el Diluvio
universal. Nos estamos refiriendo a edades extraídas de la doctrina tradicional
de los ciclos, que nada tienen que ver con aquellas del mismo nombre empleadas
por la arqueología y la prehistoria modernas.
Pues bien, el hecho de que Hiram aparezca en la Biblia
como maestro en el oficio y arte de la metalurgia durante la edificación del
Templo de Salomón, lo convierte, en efecto, en descendiente de Tubalcaín, pero
al mismo tiempo la antigua Masonería a través de los Old Charges considera
a Hiram el arquitecto del Templo de Salomón, o sea como el
descendiente del Enoc constructor, el primogénito de Caín, pero
también del Enoc descendiente de Seth, y asimismo de Cainan, el astrónomo y
metalúrgico.
El Enoc descendiente de Seth se dice que no
murió físicamente sino que fue arrebatado al Cielo por Dios (Génesis,
V,24), un misterio que podría estar ligado con el hecho de que Enoc
recibió de su antepasado Seth la prerrogativa de poseer el "estado
paradisíaco", o sea de habitar en la "Tierra de los Vivos", o
"Tierra de los Inmortales". Esto es lo que viene a decir René Guénon
cuando en El Rey del Mundo (cap. V) señala que
"según diversos Padres de la Iglesia, y
concretamente San Agustín, el diluvio no ha podido alcanzar el Paraíso
terrestre, que es "La habitación de Henoch y la Tierra de los Santos”.
En efecto, según la tradición, Seth consiguió
entrar de nuevo en el Paraíso, recuperando, o “restaurando” el estado
primordial perdido para la humanidad después de la “caída”. Seth permanecería
en el Jardín del Edén 40 años, número evidentemente simbólico, y que según René
Guénon (Idem) indica la idea de "reconciliación" o
“retorno al principio”.
Concluyendo, diremos que la Palabra Sagrada que Hiram poseía y que según la leyenda del tercer grado se perdió con su muerte (siendo necesaria su sustitución por otra nueva), también puede interpretarse como una síntesis que concentrase en sí misma la esencia no de una tradición en particular, sino la de un conjunto de corrientes sapienciales que procederían más o menos directamente, según el caso,[2] de la humanidad que habitó en la Edad de Oro paradisíaca (el Satya-yuga hindú, la “Edad de la Verdad”), sede de la Tradición Primordial, o sea de la fuente misma de donde mana perennemente el Conocimiento.
[1] Este Enoc descendiente de Seth es autor de
numerosos libros en los que fue conservada la Ciencia Sagrada antediluviana.
Ellos son considerados como los prototipos de los libros sagrados de los
Egipcios y asimismo de los Libros Herméticos, patrocinados por Hermes
Trismegistos, el "tres veces grande" en Sabiduría.
[2] Dentro de esas corrientes tradicionales antediluvianas hemos de considerar sobre todo la de la civilización Atlante, cuyo ciclo de existencia se extiende a lo largo de más de 12.000 años.
Sobre estas genealogías bíblicas ver también tres artículos de René Guénon:
Palabra Perdida y Nombres Substitutivos
Asimismo, recomendamos el artículo de Phoenix: Eblis-Caín-Hermes-Hiram
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